I DOMINGO DE CUARESMA - LAS TENTACIONES DE JESÚS



La Hoja de mi Parroquia-397
Parroquia Ntra. Sra. de los Ángeles

El Evangelio (Lc 4,1-13)
En aquel tiempo, Jesús, lleno de Espíritu Santo, se volvió del Jordán, y era conducido por el Espíritu en el desierto, durante cuarenta días, tentado por el diablo. No comió nada en aquellos días y, al cabo de ellos, sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan». Jesús le respondió: «Esta escrito: ‘No sólo de pan vive el hombre’».

Llevándole a una altura le mostró en un instante todos los reinos de la tierra; y le dijo el diablo: «Te daré todo el poder y la gloria de estos reinos, porque a mí me ha sido entregada, y se la doy a quien quiero. Si, pues, me adoras, toda será tuya». Jesús le respondió: «Está escrito: ‘Adorarás al Señor tu Dios y sólo a Él darás culto’».

Le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el alero del Templo, y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo; porque está escrito: ‘A sus ángeles te encomendará para que te guarden’. Y: ‘En sus manos te llevarán para que no tropiece tu pie en piedra alguna’». Jesús le respondió: «Está dicho: ‘No tentarás al Señor tu Dios’». Acabada toda tentación, el diablo se alejó de Él hasta un tiempo oportuno.


Las tentaciones de Jesús

Jesús, como hombre, no estuvo exento de “tentaciones”.
El relato es sobrecogedor. El diablo tienda a Jesús emplazando la Palabra de Dios y apoyándose en los Salmos que se rezan en Israel. Hasta en el interior de la religión se puede esconder la tentación de distanciarnos de Dios.

  1. En la Primera tentación, Jesús se resiste a utilizar a Dios para convertir las piedras en pan. Lo primero que necesita una persona es comer, pero “no solo de pan vive el hombre”. El anhelo del ser humano no se apaga alimentando su cuerpo. Necesita mucho más. Para liberar al hombre de la miseria, del hambre y de la muerte, hemos de despertar el hambre de la justicia y de amor en nuestra sociedad de egoístas satisfechos.
  2. La segunda escena es impresionante. Jesús está mirando el mundo desde una montaña alta. A sus pies le presentan “todos los reinos”, con sus conflictos, guerras e injusticias. Ahí quiere él introducir el reino de la paz y la justicia de Dios. El diablo, por el contrario, le ofrece “el poder y la gloria” si se le somete La reacción de Jesús es inmediata: “Al Señor, tu Dios, adorarás”. El mundo no se humaniza con la fuerza del poder. No es posible imponer el poder sobre los demás sin servir al demonio.
  3. Por último, en lo alto del Templo, el diablo sugiere a Jesús buscar en Dios seguridad. Podría vivir tranquilo, sosteniendo por sus manos, y  caminar sin tropiezos ni riesgos de ningún tipo. Jesús reacciona: “no tentarás al Señor, tu Dios”. Jesús renuncia a cumplir su misión recurriendo 

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