SALUD ES TU NOMBRE


Cuánta falta hace tenerte entre nosotros.
Y es que antes de imaginarte ya te suplicábamos:
Salud para los enfermos, 
Salud para los presentes,
Salud por los venideros 
y Salud por los que se fueron.

Y ahora que ya te tenemos y Madre podemos llamarte
desde estas líneas vengo a pedirte que nunca jamás te marches.

Me gusta ver a los niños cómo crecen con tu nombre,
me gusta desear lo mismo a los ancianos que se esconden
bajo arrugas y un rosario en tu ventana a rezarte.
Y me gusta, Madre, mirarte y a tu Salud aferrarme
para que pasen y pasen los años y poder seguir orándote.

Salud es tu nombre y cinco letras lo componen:
las mismas que tiene “Madre”,
las mismas que tiene “Reina”
las mismas que tiene “cirio”
las mismas que tiene “palio”
¡¡Las mismas que los sentidos con que te quiere tu barrio!!

Salud con la que soñamos en volutas de incienso
que se adorna en candelería y vueltas de recogía
cuando se funde la cera en la oración de tus hermanos
y va quedando la ciudad bajo la luna adormecida.

Salud de un barrio que te acogió en su seno,
Salud de un padre que se encomendó a tu rezo,
Salud para los que nazcan en futuro venidero,
Salud de un Cristo vivo Cautivo en su Prendimiento,
Salud la de una Madre que por más que pase el tiempo
siga repartiendo su nombre en la esperanza del enfermo
y acompañando a los llegados el día de su nacimiento…

Y así se diga siempre, de juventud a senectud,
que la Virgen más querida lleva por nombre Salud.
 Carlos Lillo Talavera
Hermano Costalero

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