I DOMINGO DE CUARESMA - EL ESPÍRITU EMPUJÓ A JESÚS AL DESIERTO


La hoja de mi Parroquia - 347
Parroquia Ntra. Sra. de los Ángeles
El Evangelio (Mc 1,12-15)
En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto, y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás. Estaba entre los animales del campo y los ángeles le servían. Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva».




El Espíritu Empujó a Jesús al desierto
Jesús es evangelio vivo, persona de calidad sobresaliente.
Es modelo de referencia para todos.
Es modelo de “caminante” para todos aquellos, que , a través de lo largo y ancho de la historia, han tomado la decisión de seguirlo fielmente.

Él, antes de emprender su compromiso como profeta en el pueblo de Israel, se retira al desierto para fortalecer sus motivaciones y plantearse las líneas esenciales de su predicación al servicio del Reino de Dios.
Y es que nunca ha sido fácil la “fidelidad” en cualquier estado de vida, o en cualquier actividad que exige responsabilidad.

Hay “tentaciones” abundantes:
Unas vienen de dentro de nosotros mismos
Y otras vienen del exterior.
Superar la tentación, o no caer en ella, es de capital importancia:
Está en juego la dignidad humana.
Por ello, es una de las súplicas que hacemos a Dios cuando rezamos el Padre nuestro.

En verdad, no es imposible vencer la tentación;
Con Dios todo es posible.
Pero no lo alcanzaremos sin practicar el consejo de Jesús: “Velad y orad para no caer en la tencación…” (Mt. 26, 41).

Es lo que hizo Jesús en el desierto: orar y prepararse interiormente para no abandonar el camino emprendido.

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