3º DOMINGO DE PASCUA - EN EL CAMINO A EMAÚS.



Parroquia Ntra. Sra. de los Ángeles. 
3º Domingo de Pascua 4-5-2014

Dos discípulos de Jesús se van alejando de Jerusalén. Caminan tristes y desolados hacia Emaús. En su corazón se apagó la esperanza que habían puesto en Jesús cuando lo vieron morir en la cruz. Esperaban otra cosa.

Sin embargo, continúan pensando en Él. No lo pueden olvidar. Recuerdan susmilagros, sus palabras, su bondad…¿Habrá sido todo una ilusión?

Mientras conversan y discuten de todo lo vivido, Jesús se acerca y se pone a caminar con ellos. Sin embargo, los discípulos no lo reconocen. Aquel Jesús en el que tanto habían confiado y al que habían amado tanto, les parece ahora un caminante extraño.

Jesús se une a su conversación. Los caminantes lol escuchan primero sorprendidos, pero cpoco a poco , algo se va despertando en su corazón. Los caminantes se sienten atraídos por las palabras de Jesús. Les habla del Mesúas anunciado por los profestas. Y su corazón empieza a calentarse. Ellos mismos dirán después: “¿no ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino?”.

Llega un momento en que necesitan su compañía. No quieren dejarlo marchar. Y le dicen: “Quédate con nosotros porque atardece y el día va de caída”.

Lo reconocieron al partir el pan.
Jesús acepta la invitación y se queda con ellos. Durante la cena, se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Este es el primer mensaje del relato: cuando acogemos a Jesús como compañero de camino, sus palabras pueden despertar en nosotros la esperanza perdida.



Nuestros caminos de vuelta

Hay experiencias en la vida que endurecen el corazón e impiden mirar con claridad el futuro. Son situaciones de fracaso y sufrimiento. La Cruz del Viernes Santo se perpetúa en las historias de personas, familias y pueblos enteros.

Hay muchas personas que caminan por la vida con pocas oportunidades de esperanza, sentenciadas a vivir bajo la sombra de la cruz. Disgustadas, sin esperanzas…son las víctimas d ela crisis perpetua que padecen en sus propias carnes.

Los “caminos de vuelta” están demasiado transitados: emigrantes que regresan, fracasados, a sus lugares de origen; jóvenes que vuelven, sin ilusiones, junto a sus padres; enfermos que, olvidados, recorren su particular camino de la cruz…


Una nueva mirada

En este camino de Emaús, los dos discípulos van a VER a Jesús. Los dos caminantes sólo miraban “la muerte de Jesús”. Sin embargo, progresivamente, van a Ver a JESUCRISTO RESUCITADO. Un camino que va de la oscuridad de la muerte a la luminosidad de la Pascua. No es un cambio evidente, ni inmediato. Tampoco se trata de una imposición.

El proceso de fe es un camino personal, único y libre. Un camino que todos hemos de recorrer hasta llegar a “encontrarnos con Jesús resucitado”.

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